Amigos de la Vuelta del Castillo, de Javierada

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De Monreal a Javier

martes, 29 de noviembre de 2022

Cross de San Saturnino - Artajona

Cross de San Saturnino Hacía unos cuantos años que no había participado en el cross de San Saturnino, la carrera popular de mi pueblo. Desde el año 2008 aproximadamente comencé a entrenar con el grupo de corredores de la Vuelta del Castillo, en Pamplona. Y aunque en los últimos tres años, aparezco como el Guadiana, ocasionalmente, con ellos conseguí mis mejores tiempos en la Beobia-San Sebastián, en los medios maratones y en mis maratones. Nunca en mi vida había conseguido la regularidad que alcancé en alguna fase de estos años. Y lo mejor, las personas tan agradables que ahí he conocido. En noviembre del 2021 corrí mi última Behobia, porque siempre he necesitado objetivos para entrenar, motivaciones que me saquen a la calle a prepararme un poco. Para esa prueba, intenté coger un poco de regularidad y después hice un par de entrenamientos largos. Un sábado hice unos 18 km y al siguiente participé en el medio maratón Zubiri-Pamplona. Así pude hacer frente a la multitudinaria y conocidísima Behobia. Para la preparación que había tenido, justa, me quise probar y me exigí demasiado, lo que supuso, ir forzado todo el recorrido. Como suele pasar con el deportista esforzado, sufrí pero a gusto. El tiempo conseguido tampoco estuvo tan mal. Era mi décimo tercera Beobia, más o menos. La carrera de San Saturnino y aquella Bohobia posiblemente sean mis últimas pruebas. Son de despedida. El desgaste de mis caderas aconseja cambiar de deporte. No sé si seré capaz de no volver a llevar dorsal. Al tiempo. El recorrido de San Saturnino nunca lo había hecho en una carrera (porque antes era distinto y casi todo llano) y, la verdad, resultó muy duro. No lo había preparado, mi entrenamiento había sido escaso y mi participación no pudo ir más allá de un entrenamiento exigente. Pero me apetecía y ahí estuve. Subir al Alto de las Cabras ya supone un buen desgaste y cuando comienzas a serpentear hacia el Cerco, tiene lo suyo. Hay varios puntos a los que se llega bastante justico, especialmente los giros de la calle Rufo Ayestarán o cuando hay que tirar para arriba desde casa Izco, o la salida al donjón. Hasta ahí la dureza y desde ahí el descenso y a llanear pero para eso hay que tener fuerzas y la carrera deja a cada uno en su sitio. La disfruté. Desde aquí quiero agradecer al Ayuntamiento y a todos los colaboradores por organizar la carrera. Sin los voluntarios sería imposible. Bueno, el bocata de txistorra, exquisito.