Amigos de la Vuelta del Castillo, de Javierada

Amigos de la Vuelta del Castillo, de Javierada
De Monreal a Javier

lunes, 26 de noviembre de 2012

Crónica de un luchador

-----Hola, amigos, vaya por delante que luchadores somos todos los maratonianos y mucha más gente. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ''''''''''''''''' ===================== 0 0 0 --------------- ___________________________ Ahí va mi crónica. A ver si la lees entera. ____________ ________________________________Todavía no tengo fotos___________________________ ________________________________________Y así resulta más pesada________________ $$$$$$$$$$$$$$$$$$$______________________________________""""""""""""""""
Se me ven las zapatillas verdes detras del fosforito.

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------Semana del 19 de noviembre, previa al maratón, pensando en descansar y ahorrar energía. Hay que beber mucha agua porque es conveniente hidratarse. Agua, pasta, fruta y azúcares. Mucha miel, que estoy resfriado y tengo que ir en plenitud de facultades el domingo.
 ------He salido a correr sólo el martes y el jueves, aunque más rápido de lo que me hubiera gustado. Y el víspera un poquito para estirar. Seis kilómetros y estiramientos. Ese mismo día me he provisto de unas barritas energéticas, unos geles, un tubo de pomada para calentar y unos guantes. Me he acostado cerca de la una de la madrugada después de preparar el despertador para las 6:15. Ya no quedaba nada.
…..Suena el despertador y de un salto abandono la cama. Desayuno lo mismo que otros días. Dos rebanadas de de pan con mermelada, un tazón de café con leche con muchos cereales y dos cucharadas de miel. A la hora de salir cojo lo imprescindible: algo de ropa para cambiarme después de la carrera y zapatillas de recambio. Poco más. El chándal de Osasuna, un chaleco y una capa impermeable que nos dieron después de la carrera de la Behobia.
…..A las siete y diez, estoy en el lugar de encuentro adonde he quedado con Miguel, compañero de fatigas de estas lides. Todavía los jóvenes de la ciudad danzan por las calles intentando alargar la noche del sábado. Deben de pensar que quienes a esa hora llevan una mochila y van con chándal están mal de la mollera, seguro.
…..En el vehículo vamos cuatro maratonianos: Miguel, Ángel, Jesús y el Ángel que suscribe. Yo llevo mi botellita de isostar que me he preparado con un sobrico que cogí el otro día en Decatlón. Esto de la hidratación me lo he tomado en serio. Hacemos algunos comentarios y echamos algunas risas. Cada uno tenemos nuestra estrategia para el maratón y los objetivos son parecidos. No hay grandes diferencias de tiempo en nuestras aspiraciones.
 …..La autovía nos acompaña con lluvia ligera, los pronósticos del tiempo se cumplen, igual que en la Behobia. A mí no me hace ninguna gracia que llueva pero esto ya se sabe: nunca llueva a gusto de todos. …..Aparcamos cerca del lugar de salida. Nos acercamos a Anoeta. La gente ya se está colocando buscando sitio para la salida. Sólo queda media hora que se pasa volando. Jesús se viene conmigo y buscamos la liebre de 3,15, vamos tras una ilusión. Por allí saludo a algunos Amigos de la Vuelta, por ejemplo a Txus, a quien pierdo de vista enseguida. Por fin, los atletas entonamos el himno de partida: diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno… Y las piernas comienzan el movimiento. Aprieto mi cronómetro. El chip acaba de cruzar la línea de salida. Comienza el reto.
 …..Algunos tenemos la obsesión de no perder la liebre de 3;15. En los primeros puestos, a veces nos tropezamos con los pies de los compañeros, los codos pueden ser un peligro. A mí me alcanzó uno. Ni siquiera se disculpa.
…..El km 6 se encontraba en el estadio de Anoeta. Al pasar por controles o lugares un tanto estratégicos, yo levanto mis brazos en señal de alegría. Quiero disfrutarlo por si acaso no logro terminarla. En más de 42 km nunca se sabe cómo va a responder el cuerpo. A medida que pasan los km me voy sintiendo mejor, me voy haciendo hueco y me siento bien. Pasan los kilómetros. Hemos visto a una chica siendo asistida por la Cruz Roja. Es negra y es extraño porque los negros en el atletismo destacan por su fuerza.
 …..Después de varios km se me sueltan los cordones de las zapatillas. Estoy en el grupo de 3:15, muy bien colocado adelante y se me han soltado los cordones. Os imagináis mi cabreo. No estaba dispuesto a agacharme para atármelas. Durante unos metros trataba de controlar mis pisadas y los cordones. Pero alguien de detrás se queja “a ver si nos vamos a caer por tus cordones”. Y tuve que tomar una decisión. Me adelanté al grupo para que no me sacaran mucha ventaja. Me los até. Comprobé que los de la otra zapatilla fueran bien y a partir de ahí, a ver si los pillaba.
 …..Me lo tomé con calma. Quedaban demasiados kilómetros para hacer esfuerzos que pudieran pasarme factura. Fui alcanzando al grupo. En el furgón de cola se encontraba mi amigo José Ramón.
…..¡Hombre, José Ramón! – Qué tal, Ángel. Yo pensaba que irías por adelante. – Iba,  pero me he tenido que parar a atarme los cordones.
-----Y fuimos cambiando nuestras impresiones sobre la carrera. -Oye, me voy a tener que parar a echar un pis, es que no me aguanto. -Bueno – titubeo. Por unos momentos pienso en esperarlo pero al final sigo mi camino.
…..Ya estoy en la cabeza de mi grupo. Saludo a Jesús “me he tenido que parar por los cordones” “ya te he visto”.
……..Y sigue la carrera. Llegamos al km 21. Llevamos el tiempo estipulado, todo va perfecto. He bebido toda el agua que he podido y he comido una de mis barritas. Queda mucho. No me imagino otra hora y media al mismo ritmo. Por el km 25 me como la otra barrita. Vamos empapados por la lluvia que ha caído sobre todo al principio. Los pies ya se han metido en demasiadas piscinas. A veces puedes evitar un charco pero al final ni te lo planteas, el pie va a donde va, sin más.
……A un lado tenemos el mar y delante un túnel. Vamos a por la última vuelta. Otra vez coincido con José Ramón.
–Qué tal. Yo voy hecho polvo, ahora mismo me paraba, de verdad.
.....No me imaginaba diez km más a ese ritmo.
– Sigue, José R, me dejo caer. - Y se va. Lo sigo de cerca y luego de lejos.
,,,,,,Voy cansado. Cuento los kilómetros: 31, 32, 33… en el 34 me tomaré el gel con agua. Me estorban los guantes. Me he quitado uno para coger un botellín de agua. Se me ha caído el guante. Tiró el otro. Busco isotar. Creo que voy algo descolgado y que no voy a alcanzar mi objetivo. Parece que con el gel mi cuerpo se levanta y mi ánimo. Veo el km36: Le daría un abrazo. Sueño con el km 37. Ya está: le daría un beso. Sólo pienso en el 38. Miro al reloj. No voy tan mal. Todavía estoy en mis tiempos. La gente se me ha ido. Es una lucha en solitario hace kilómetros. Por fin,  Anoeta.
----Me encuentro mejor. Alrededor del estadio parece que nunca llega el vomitorio de la alegría. Me dan ánimo algunos amigos de la Vuelta (Jaime, Juanma, Carlos…) Y uno de Artajona (Fernando). Ya está. Me encuentro en la pista del estadio. Veo a mi amigo José Ramón. Lo puedo alcanzar. Lo alcanzo. –Vamos, José R – le digo "¡entremos junto!"  Levanto los brazos. Acaricio la meta.
–Ángel, vete, a ver si bates el 3;15. - Me voy. Cruzo la meta. El luminoso marca un tiempo que me confunde algo. Mi crono 3;15. Levanto mis brazos ¡por fin la meta! Entran algunos de la vuelta (Petu y otro amigo). Nos sacamos un foto. Me acerco a José Ramón. En un momento estoy rodeado de amigos y tengo una gran alegría pero tengo la sensación de que es la vez que más me he cansado. Beber, comer, estiramientos, cambiarme de ropa… NO QUIERO NADA MÁS.

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